Friday, April 20, 2007

BORGES


Salió hace un tiempo un libro que se llama Borges. Es una recopilación de fragmentos de diarios de Bioy Casares. Muestran a un Borges cotidiano, de dientes postizos y comentarios livianos. Me bastó leer unos fragmentos para formarme una opinión. Pero no es la mía la que importa. Opina Borges:

"(...) Ingenuamente, yo había premeditado (...) una biografía. (...) ese libro sería inútil. El azar o el destino dieron a Shakespeare las triviales cosas terribles que todo hombre conoce; él supo transmutarlas en fábulas, en personajes mucho más vívidos que el hombre gris que los soñó, en versos que no dejarán caer las generaciones, en música verbal. ¿A qué destejer esa red, a qué minar la torre, a qué reducir a las módicas proporciones de una biografía documental o de una novela realista el sonido y la furia de Macbeth? (...)"

Exacto, Jorge Luis.

Tuesday, April 10, 2007

ARMINDO

Hace unas semanas murió Armindo. Me cuentan que levantaron su última almohada, y debajo estaba el puñal.

Wednesday, February 07, 2007

EL ENEMIGO


El General despliega sus fuerzas. Metódicamente va repartiendo hombres en todas las habitaciones del cuartel. Generosamente. Sabe que le sobran. Afuera, una guardia sólida. Varios patrullando el camino, con ordenes de disparar antes de preguntar. En los pueblos aledaños, cuatro o cinco soldados en cada esquina, y treinta en cada edificio público. Algunos en los patios. Varios en las montañas, separados en células cuidadosamente diseñadas. Reforzados los ríos y otros puntos estratégicos. Bien pobladas las fronteras. Impenetrables. No se puede entrar ni salir. Mas allá de la frontera, mas tropas desplegadas. Los países limítrofes, cubiertos de soldados. Los limítrofes de los limítrofes, apenas menos cubiertos. La proporción desciende a medida que se aleja del cuartel, pero a un ritmo tranquilo, casi insensible. En 20 minutos todas las tropas están apostadas. Tiemblan ansiosos los tanques. Los aviones sobrevuelan. Los francotiradores observan. El hormigueo verde no se detiene. Cubren el mundo. Buscan, buscan. No encuentran al enemigo.

Friday, January 19, 2007

DESPOJARSE

Florencio llega a su casa. Mira a la cara a Matilde. Solo un momento. Después se saca los ojos, y los deposita cuidadosamente sobre la mesa. Las cejas salen enteras. El pelo sale de un tirón. Los labios, uno por uno. La nariz se despega con un sonido viscoso. Un tirón, y la piel abandona el cráneo. De a poco la va pelando de músculos, hasta que queda blanco y brillante. Se saca los dientes. Se arranca la mandíbula. Destapa el cráneo. Saca el cerebro y lo pone cuidadosamente en la frutera, entre dos naranjas y una mandarina. Afloja el resto, que sale entero. Sobresalen las primeras vértebras. Tira y salen limpias, como una víbora. Saca el costillar, rojo y brillante. Las uñas están un poco pegadas, pero también salen. Uno por uno los dedos. Las manos. Sacude los brazos hasta que se salen y caen al suelo. Primero a la altura de los codos, después a la de los hombros. Sacude también los pies. Gradualmente se desarman. De un salto, las rodillas y los muslos caen también sobre la mesa. Frente a Matilde queda solo un tenue humo azul, y un olor que parece el del jazmín.
“Así soy verdaderamente”, dice una voz, que no suena como la de Florencio, ni como la de nadie.

Wednesday, January 03, 2007

RAMIRO

Ramiro levanta una pierna. No la puede bajar. Está completamente trabada. La rodilla a la altura del estómago. Cerca está pasando un oficial de la ley. Levanta un brazo para pedirle ayuda. Ya no puede bajarlo. El policía no entiende. Después de 12 minutos arriesga una teoría que involucra tierra de cementerio y dos clavos de ataúd. A Ramiro le pica la mano. Levanta el otro brazo para rascarse. Ya no lo puede bajar. El policía pasa en limpio su teoría, y la expone corregida y aumentada. Ramiro baja la cabeza, o se la baja la fuerza de la resignación. Ya no podrá levantarla. Se ha reunido alrededor de ellos un grupo de gente. El policía predica su teoría. Ha añadido algo sobre un dios y una recompensa a los buenos actos. Ramiro intenta ver las caras que se mezclan en la multitud exaltada. Levanta los ojos, y ya no puede bajarlos. No ve casi nada. La multitud va entrando en ebullición. Ramiro levanta la otra pierna. Levita irremediablemente. La multitud enloquece definitivamente. Lo empujan, lo dan vuelta. Ya no podrá volver a la posición anterior. Llegan dos policías mas, superiores jerárquicos. El policía expone su teoría. Los otros dos se arrodillan, y las jerarquías quedan suspendidas, doblegadas por el milagro. Lo llevan a la comisaría. Los presos se convierten casi al instante. También un par de denunciantes, y una empleada administrativa. Le reservan la mejor celda, y lo dejan ahí, flotando.
La comisaría mantiene una apariencia de normalidad. Pero cada ciudadano que pisa la entrada, ya sea para denunciar un homicidio o la perdida de un documento lavado junto con un pantalón o una camisa, es conducido a la celda III. La conversión es instantánea. La secta va creciendo. Son unos pocos cientos, pero saben que pronto la nueva fe dominará el mundo. El policía original pasa sus días en la oficina del fondo. Ramiro escucha desde su celda el ruido de las teclas de Remington verde que redactan el Libro Sagrado. Es que la Palabra no puede manifestarse de otra forma. La lengua de Ramiro quedó pegada al paladar, y nunca recobrará el movimiento.