Tuesday, February 14, 2006

CIGARRILLO


De esa noche solo guardaba un nombre y media docena de otros recuerdos. Recordaba que él habia pedido un cigarrillo, y que ella le había dicho que si escuchaba mas de cinco veces la palabra cigarrisho, pronunciada así, en argentino, podría derretirse. Ahora, el recuerdo había vuelto. Tuvo una idea. Antes de ejecutarla, meditó sobre las posibles consecuencias. Mientras todavía pensaba, súbitamente tomó la decisión. Llamó a informaciones. Canjeó el nombre por un número. Llamó. La voz de ella todavía sonaba bastante parecida a la que él tenía en la mente. Dijo cigarrisho, cigarrisho, cigarrisho, cigarrisho y cigarrisho. Sucesivamente, ella se ablandó, se dobló, fue perdiendo forma, sus manos perdieron la consistencia necesaria para sostener el teléfono, que cayó. Silencio. El supuso que su imprudencia había tenido consecuencias indeseables. Si, así era. El agua anaranjada corría delicadamente por el piso de losa. Igualmente, se felicitó por haberlo intentado.

Friday, February 03, 2006

CIELO (II)

Al final de los días, todavía un poco cansados por el Juicio, los amigos disfrutaban de las delicias del Cielo. Flotando en la satisfacción, en la certeza divina de que se habían terminado los problemas, de que había valido la pena ser buenos. Estaban en el auto rojo, o en una representación del auto rojo, como aquella tarde. La eternidad se extendía ante ellos como un camino gigantesco a recorrer.
De pronto, aquel sonido. Todavía tenía olor a nuevo el paraíso cuando fueron violentamente arrancados de la absorta contemplación de una nutrida bandada de ángeles que los sobrevolaba. El sonido del cielo que se partía terminó con los aleteos. Por la grieta entró una lengua de fuego. Jero los miró. Maite corría. Ezequiel lloraba. Andrés estaba sentado, con cara de resignación. Entonces miró a Dios. Vio que la sorpresa lo había dotado de una cara llamativamente humana, y que su corazón celestial se encogía de miedo a una velocidad infinita.