Wednesday, April 05, 2006

FRAGMENTOS


Y entonces no me quedó opción mejor que pedir la transcripción de tus pensamientos. Creí que me iba a llevar la vida entera explorarlos. Creí, también (perdón), que era mentira. Pero a la novena semana, o a la decimonovena, o a la trigésima, o a la quinta, encontré lo que me habías dicho. La parte en la que pensaste en mi.
Si, estaba, y me dio alegría, por supuesto. Pero tengo que reconocer que no era exactamente como la imaginaba. No es que yo esperara un tipo de letra especial, una redacción mental exquisita, una extensión determinada. Pero fue raro ver las frases truncas, las mediapalabras, el rejunte y la mezcla de sílabas, las letras mutiladas, cortadas a veces por la mitad, a veces en tercios, convertidas en siluetas, los proyectos de representaciones de proyectos de sonidos.
Pero entre cuatro mitades de letra, un tercio de E, y cuatro palabras pegoteadas pero casi enteras, creo que alcancé a leer algo. Mañana empiezo a revisar el registro fotográfico de tu subconsciente. Espero no equivocarme.