Monday, March 20, 2006

ECOS DE UNA CUMBIA

"Quinceañera, por tu amor voy a morir" (Cumbia escuchada en el colectivo)


Quinceañera, por tu amor voy a morir. Y no será la muerte agradable que imagina tu romántica mente de niña. El corazón comenzará a latir de forma anormal, hasta alcanzar un ritmo acorde al amor que por ti siento. Llegará a golpear mi pecho, a hacer crujir sus huesos. La sangre será bombeada de tal forma, a tal velocidad, que en poco tiempo erosionará las paredes de mis venas, generando pequeños agujeros por los cuales brotará, y al cabo de un rato se deshará mi sistema circulatorio. Pero primero esa sangre me saldrá por la boca, los ojos, los oídos. Mi mandíbula repentinamente se tensará de frustración. Si mi lengua en ese momento está del lado de afuera, ahí quedara para siempre. La veras en el piso, en un charco de sangre y saliva. El no poder tenerte hará, también, que me arranque grandes pedazos de piel y amplias zonas de cuero cabelludo. Ocupado como estaré en el amor, no tendré tiempo de controlar mi vejiga y mis intestinos. Mi piel, la restante, se llenará de llagas y pústulas nerviosas. Mi cerebro comenzará a hacerse esponjoso. Pronto comenzaran los espasmos incontrolables. Violentos sacudones que podrán, incluso, desarmarme las articulaciones. Ni hablar del efecto que producirán al golpear a algún pariente tuyo. Ata al perro. La sangre, al final, se habrá vuelto venenosa, aún antes de que mis órganos se licuen. No es conveniente que el cachorro me muerda, entonces, y es claro que lo digo por él, no por mí. Al final, cuando mi alma enamorada haya partido hacia otros infiernos, acaso menos dolorosos, quedaré tirado ahí, pudriéndome de amor, infectando el aire, hecho una bolsa de sangre estancada, envenenando un poco a los vecinos del barrio, que no podrán obviar mi condición de peligro para el ambiente.
Moriré por tu amor, si no me amas. Y se que no lo harás. Pero, para evitar que creas que no tuviste opción, y que juegues a ser víctima, te intimo formalmente a que me ames, so pena de consumar el horrible espectáculo de mi muerte en tu patio. O (si tu madre al fin se decide a pagarla) en tu fiesta de 15, donde, no lo dudo, pase lo que pase, te verás hermosa.

Wednesday, March 01, 2006

REFLEJO


Antes, en algún momento del día, me paraba siempre frente al espejo de la pieza de mi hermana. No se si llamarlo espejo, porque espejo se llama a los cristales que reflejan lo actual. Este refleja el futuro. Pero no todo el futuro, sino una fracción diminuta y arbitraria. Refleja mi futuro. Y fugazmente.
Me paraba frente al espejo, y aparecía mi imagen del día siguiente. Aparecía yo, mirando mi reflejo de pasado mañana. La aparición era fugaz. Apenas me daba tiempo a mirarme un poco, a advertir en mi cara alguna señal de alegría, tristeza, temiendo alguna magulladura, algún moretón o la falta de algún ojo. Casi nunca veía nada. Luego, mi futuro se iba desvaneciendo, convirtiendose lentamente en presente.
La última tarde, cuando me asomé, no vi nada. El reflejo habia faltado al encuentro. Frente a mi estaba la pieza vacía. Vi completa la pared que tenía a mis espaldas. Tuve miedo, y no volví mas.