Wednesday, September 21, 2005

RISAS AMARGAS

Peluquería. Me están cortando el pelo. Un grupo de gente recién llegada me rodea y habla con la peluquera, incluyéndome de vez en cuando en el diálogo pero nunca como dialogante.

La señora espantosa dice que si le cortan mal el pelo su marido le pide el divorcio. La examino a través del espejo. Si su marido la escuchara, quizá reiría amargamente.

La hija, la nena bonita, dice, con una voz de futura e inexorable señora espantosa que no se condice con su cara, que a ella la van a mantener, y que ella no nació para lavar platos. Si su futuro marido la escuchara, estoy seguro de que reiría amargamente.

La nena bonita le pregunta a la madre si pueden ir a tomar un helado. La madre, dejando por un instante la historia de la amiga a la que le explotó el calefactor y se le quemó el pelo, y lloró (y le fue a pedir una tijera, llorando y sin querer bajarse de la camioneta.) le pregunta a la nena si lo va a pagar ella, sin reparar en que su hija aún no se encuentra en edad de trabajar. Río amargamente.

No puedo terminar la historia. Siempre se agrega algo mas. Ahora me están diciendo que seguramente tengo una gripe de sol, que son mucho (muchísimo) peores que las de frío.

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