Km. 5
En Km. 5 todo tiene que sumar cinco. Así lo quieren (o lo ejecutan) sus habitantes. El día en que llegué, acababan de matar a cuatro foráneos.
Parado entre los cadáveres y los asesinos, e hilvanando algunas nociones de lógica que conviven mas o menos pacíficamente con sus supersticiones, logré convencerlos de que , habiendo entre los asesinados dos niñas y dos mujeres, no era yo el tipo de víctima que necesitaban para completar las series.
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